miércoles, 7 de noviembre de 2012

Escrito del Sr. Obispo con motivo del Día de la Iglesia Diocesana 2012

 

 
Necesitamos una sociedad nueva, más fraterna, más solidaria, un nuevo humanismo. La convivencia humana sufre heridas graves cuando priman la avaricia, el individualismo, la falta de solidaridad. Cuando Dios está ausente, es el hombre el que primero paga las consecuencias. Por otra parte ya vemos que no se puede vivir solo de opiniones, como sostiene el relativismo, sino que hacen faltan convicciones.

La Iglesia contribuye a crear una sociedad mejor cultivando en el hombre y la mujer su apertura al otro, no de un modo genérico, sino al Dios que tiene rostro de Padre para todos. En Dios los hombres encuentran compañía para su soledad, apoyo en medio de sus incertidumbres, curación para las heridas de su alma, amor en abundancia para poder practicar el perdón de las ofensas. Solo Dios puede aportar sentido de plenitud a la vida de los hombres para que no se pierdan en la falta de motivos para vivir.
 
En un momento como el que vivimos muchos piensan que estamos en un callejón sin salida. Se preguntan: ¿merecen la pena tantos sacrificios como se nos imponen?¿Se puede atisbar una superación de la crisis? Pues bien, ahora es cuando la Iglesia está llamada a llevar a la sociedad la esperanza que se funda en saber que, más allá de los datos, está la seguridad de que Jesucristo ha prometido estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.
 
La Iglesia contribuye a crear un nuevo estilo de convivencia cuando vive la caridad. “La fe, dice san Pablo, se muestra en las obras de caridad”. No estamos llamados a entregar a los demás solo nuestro amor, sino el amor de Dios que hay en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado. Vivir entregados a los demás y no encerrados en nuestro egoísmo es un estilo alternativo de vida.
 
Particularmente los cristianos volvemos nuestros ojos y nuestras manos a lo más desfavorecidos, a los que más fuertemente padecen los efectos de la crisis que nos azota. A los millones de parados, a las familias en las que no entra ingreso alguno cada mes, a los que carecen de los alimentos imprescindibles, etc… Si en la convivencia social todos mirásemos más a los más pobres, todo cambiaría absolutamente. Todos nos sentimos orgullosos de la labor que está desarrollando Cáritas en estos momentos de dificultad. Pero Cáritas es solo el buque insignia de toda la labor social y caritativa de la Iglesia en la que está empeñados muchos religiosos y religiosas, así como también muchos seglares, en solitario y formando parte de instituciones muy beneméritas.
 
Todo esto y mucho más aporta nuestra Iglesia de Mondoñedo-Ferrol en la sociedad en que nos toca vivir. Con humildad y con perseverancia. Apoyar a la Iglesia es promover todo esto: una sociedad mejor. Merece la pena.
 
Que el Señor nos bendiga a todos para que brille su rostro de bondad y misericordia en una sociedad como la nuestra que puede y debe ser mejor.
 
+Manuel Sánchez Monge
Obispo de Mondoñedo-Ferrol
 

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