Con motivo de la retirada del anteproyecto de la ley del aborto y la dimisión del Ministro de Justicia
Con motivo de la retirada del anteproyecto de Ley Orgánica de Protección del Concebido y los Derechos de la Embarazada y la dimisión del ministro de Justicia,
quiero hacer oír mi voz una vez más para recordar el valor sagrado de la vida
humana, desde la concepción hasta su fin natural.
El aborto es
privar violentamente de la vida a un ser humano inocente e indefenso. Lo
lamentable es que el derecho a la vida
de quien ha sido concebido y todavía no ha nacido carezca de la protección
social y jurídica suficiente. Como afirma el papa Francisco, en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, "entre los
débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños
por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se
les quiere negar su dignidad humana (...) quitándoles la vida y promoviendo
legislaciones para que nadie pueda impedirlo (...). No es progresista pretender
resolver los problemas eliminando una vida humana".
Asimismo, como también señala el papa, hemos de hacer más "para
acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy
duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas
angustias". Es tarea de todos responder a esas situaciones por el
camino de la vida y no por el de la muerte de un ser inocente. Un ser humano es siempre sagrado e
inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. Es
un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades.
† Manuel Sánchez Monge, obispo de Mondoñedo-Ferrol
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